Producción ovina

Con potencial para crecer

Representación de tecnologías desarrolladas en la producción ovina familiar.

La producción ovina en Argentina se ha caracterizado históricamente por el desarrollo de sistemas extensivos para la producción de lana en diferentes regiones del país. En el norte de la Cuenca del Salado, tiene una rica historia desarrollada hasta mediados del siglo XX, cuando comienza a registrar un franco retroceso en lo que respecta al número de cabezas.

Con el objetivo de determinar cuál es la representación de tecnologías desarrolladas en la producción ovina familiar, referentes técnicos de la AER Chascomús, en la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA, han realizado un trabajo de diagnostico con productores de tipo familiar.

Con el estudio los técnicos han podido observar que existe una “baja y heterogénea incorporación de las tecnologías disponibles”, hecho que “podría deberse a reticencias culturales de los productores (elaboradas por información que denosta tal producción) a invertir en la producción ovina y a otros factores como el avance de cultivos agrícolas que no cuadran con las características de la crianza de ovejas, escasa difusión de información de manejo y la poca importancia  económica del negocio debido a la ausencia de una cadena comercial desarrollada y de un mercado transparente con precios de referencia.

Según explican los referentes del INTA “en observaciones previas al inicio del trabajo de diagnostico de la producción ovina regional se diferenciaron, según el objetivo productivo, tres tipos de majadas: las de autoconsumo, muy comunes en la zona y que se ubican tanto en explotaciones grandes como en pequeñas. Las majadas que se iniciaron como autoconsumo y que incrementan la cantidad de vientres con miras a la venta de un pequeño excedente de corderos y las majadas comerciales que poseen un manejo planificado desde el punto de vista productivo, pero que representan un bajo porcentaje en la zona”.

Uso y manejo de tecnologías:

De acuerdo a los objetivos del estudio los técnicos han determinado que tanto “en los primeros 2 grupos se registran planteos de cría con baja aplicación de tecnología, donde la eficiencia reproductiva se encuentra muy por debajo de su potencial, debido a un deficiente manejo reproductivo, con carneros que permanecen durante todo el año con las ovejas, sin revisión de reproductores, ni tratamientos sanitarios preventivos”.

En cuanto a la nutrición se observó que “el manejo nutricional de la majada se caracteriza por no poseer una programación de la base forrajera a implementar, donde los potreros utilizados por los ovinos se encuentran, habitualmente, separados de aquellos que se destinan a los bovinos, quedando las ovejas relegadas a los peores suelos y sin realizar una rotación lógica entre los mismos. No se realizan suplementaciones estratégicas (flushing, preparto, lactancia) en ninguna época del año, como tampoco se realiza alimentación diferencial para el engorde de corderos, ni para la recría”. Por tal motivo los técnicos señalan que “la baja eficiencia reproductiva estimada podría deberse, entre otras cosas, al bajo estado nutricional de los animales, principalmente durante los períodos de preservicio-servicio y preparto”.

Existe una baja y heterogénea incorporación de las tecnologías disponibles.

Del manejo sanitario se observa que “para el control de parásitos, que es algo muy común manifestado como problemática por parte de los productores abordados, no se realizan prácticas específicas para tal fin. Los controles que hacen se basan en la utilización de técnicas con diferentes niveles de ajuste según el punto de vista técnico”.

En materia de técnicas reproductivas “los productores argumentan que no utilizan el servicio estacionado debido a la falta de instalaciones y a que consideran que el servicio continuo - una labor que sus antepasados siempre realizaron de la misma forma - les permite tener una oferta de corderos distribuida durante todo el año, independientemente de la cantidad de animales que se logre producir”. Estas consideraciones permiten a los técnicos afirmar que “el servicio continuo es realmente una práctica dentro de las unidades productivas abordadas, porque responden a un contexto productivo en donde la cadena de producción y comercialización se encuentran fragmentadas”.

Con el trabajo los profesionales del INTA concluyen que “el productor actúa de diferentes formas según frente a qué problemática se encuentre y que no necesariamente entiende como “problemas” a algunas situaciones o manejos que modifican, o podrían modificar, la productividad de su establecimiento”.

Al respecto señalan que “se destacan dos formas principales de comportamiento: Ante un problema evidente que el productor no puede resolver, actúa mediante la aplicación de una técnica con diferentes grados de ajuste respecto a la tecnología desarrollada por los organismos de ciencia y técnica. Frente a este tipo de situaciones, el productor es muy demandante de tecnologías y, en primera instancia, las aplica siguiendo estrictamente los pasos sugeridos por los técnicos. Luego, y sobre todo si los técnicos no hacen un seguimiento de los temas, se van haciendo diferentes adaptaciones a las técnicas, generando ajustes”.

Los técnicos observan que “si bien las majadas tienen índices productivos por debajo de lo esperado desde el punto de vista técnico, puede no ser así desde el punto de vista del productor, que está conforme con los resultados productivos que obtiene, en relación al manejo y demanda de tiempo que le insumen los animales”.

Para mayor información:
INTA EEA Cuenca del Salado. AER Chascomús.
Tel.: 02281 – 424760
Referentes: Med. Vet. Dante Eduardo Huinca, Ing. Agr. Marco Calvetty Ramos, Med. Vet. Lisandro Butler.